Desde hace unos cuantos días quienes habitamos por aquí debimos soportar un persistente humo que nos provocó no pocos trastornos. La pregunta del millón era quiénes habían provocado esto. Algunos decían que fueron los productores agrícolas para plantar soja, otros que fueron los ganaderos para que el pasto crezca más rápido y poder alimentar a su ganado. Y alguno que otro, habló de sabotajes para instalar en la Argentina la sensación del caos.
Muchas hipótesis y ninguna comprobación. Lo que sí podemos confirmar absolutamente es la incapacidad que está demostrando el Gobierno nacional (y la parálisis del Gobierno provincial) para revertir los problemas que profundizan la desigualdad y el conflicto social, llámese crisis del campo, humo, inflación, colapso del sistema de transporte o de la infraestructura escolar, etcétera, etcétera, etcétera.
Mientras, los grupos multimediáticos continúan haciendo sus negocios y aparentan pelearse con el Gobierno, que los acusa de mentirosos y deformadores de la realidad. Preguntas para unos y otros: ¿quién consolidó el monopolio de Clarín y La Nación en Papel Prensa? ¿Quién colaboró sistemáticamente para disimular el malestar social durante este y el anterior Gobierno? ¿Quién le habilitó al Grupo Clarín el manejo de Cablevisión y Multicanal? ¿Quiénes adjudican a determinados grupos empresariales las licencias radiales? ¿Con qué agradecen estos grupos la concentración de medios si no es con propaganda gratis a los actos de Gobierno?
A veces juntos, a veces distanciados, pero siempre por el mismo camino van la política y los negocios. Lo mismo ocurre con quienes dicen ser representantes de los trabajadores, nuestra dirigencia gremial, que pactó acuerdos salariales irrisorios, desoyendo el reclamo, nuestro reclamo. Será por eso que nunca dan la cara, se comunican por mail o por mensaje de texto o por carta, y si por casualidad se les escapa la convocatoria a alguna Asamblea, no permiten el disenso ni el debate de ideas, haciendo gala de intolerancia y soberbia, ese estilo tan propio de los antidemocráticos.
Por esto consideramos que nuestra consigna “entremos juntos al sindicato”, más que nunca, está vigente, latiendo, para seguir peleando por:
Ö Un salario acorde a la canasta familiar y el blanqueo de todas las sumas en negro.
Ö Condiciones dignas de enseñar y aprender.
Ö Un sindicato verdaderamente democrático y al servicio de los trabajadores de la educación.